El descenso de Almadenes celebra su XXIV edición con 70 aventureros recorriendo en balsa el cauce

Cumpleaños a lo grande y por fin con agua
ANTONIO GÓMEZ CIEZA/ la Verdad
El descenso del Cañón de Almadenes en balsas rústicas, una de las pruebas deportivas más veteranas de la Región, cumplió este fin de semana 24 años y lo hizo de la misma manera en la que empezó, envuelto en la aventura, la pasión por la naturaleza de la que disfrutaron alrededor de 70 participantes procedentes de diversos puntos de España.
El Grupo de Espeleología Ciezano Atalaya de la OJE de Cieza eliminó en esta edición el carácter competitivo que introdujo por primera vez el pasado año y, tras unos años de sequía que impidieron que la parte más espectacular del recorrido, el paso por la garganta de Almadenes, se hiciera en balsa por falta de caudal, este año sí hubo agua suficiente gracias al desembalse facilitado por la Confederación Hidrográfica del Segura e Iberdrola.
La prueba fluvial más insólita del Sureste español, combinó navegación, natación y trekking acuático. El coordinador de la prueba, Pedro Ríos, vio después de muchos años cumplido su deseo de que el descenso por el interior del desfiladero pudiera hacerse de nuevo con agua. Y es que la pertinaz falta del líquido elemento había descafeinado el tramo más espectacular comprendido entre el Cañón de Almadenes y la Hoya García.
Tramo a nado
El recorrido, dividido en cinco tramos cronometrados, se inició el sábado en balsa rústica desde el paraje calasparreño de El Soto hasta la presa de la Mulata. La segunda etapa se realizó a través de las aguas bravas del cañón hasta el Salto de Almadenes. La prueba, además, incluyó ya el domingo un tramo a nado de aproximadamente un kilómetro de distancia desde el Salto de Almadenes hasta la Hoya García. El cuarto tramo, de aproximadamente 3.700 metros, se cubrió hasta el Salto del Progreso a través de trekking acuático. Por último, se llegó al Puente de Hierro en balsa rústica hacia el mediodía de ayer.