lunes, 6 de julio de 2009

Federer alcanza la inmortalidad con un triunfo agónico ante Roddick

El suizo necesita cinco mangas para hacer historia y
arrebatar el número uno del mundo al lesionado Nadal
PATRICIA RODRÍGUEZ LONDRES/ La Verdad
El suizo Roger Federer, número 2 del mundo, tuvo que sufrir durante 5 sets durísimos ante un Andy Roddick castigador para proclamarse ayer por sexta vez campeón de Wimbledon y hacer historia, al convertirse en el primer jugador que gana 15 títulos de Grand Slam.
En un apasionante encuentro en la pista Central, el helvético, que superó la marca que compartía hasta ahora con Pete Sampras de 14 «grandes», necesitó nada menos que 4 horas y 16 minutos frente al estadounidense, sexto favorito, para sellar el resultado por 5-7, 7-6 (6), 7-6 (5), 3-6 y 16-14 en la que fue su séptima final consecutiva en el All England Club.
Al tenis medido, controlado, elegante y que generalmente roza la perfección del helvético le faltó, ayer, algo de precisión en la que fue su tercera final contra un Roddick castigador en el templo del All England Club.
Federer no se «merendó» al americano en 3 sets fáciles como tantos anticipaban. Claramente, reescribir la historia del deporte no es tarea sencilla y la pesada carga de la presión que atenazaba al suizo fue rentabilizada por Roddick al milímetro, para desbaratar el guión que tantos tenían en mente. Y, casi, llevarse el encuentro.
Y es que el de Nebraska se sacó de la manga el factor sorpresa, además de un saque arrollador, demoledor, asesino. Se anotó el primer set por 7-5 en una contundente réplica a los que osaron tacharle de la «Catedral» en tres raquetazos de Federer.
Empezó sacando el americano. Con rotundidad -y en una clarísimo aviso- la sexta raqueta del mundo arrancó con un «ace», con alguna subida temprana a la red y plantando cara a las estadísticas adversas que le acompañan cuando se mide a este rival (18 victorias de Federer por 2 de Roddick).
Con calma
El segundo cabeza de serie no perdió la calma. Su servicio le funcionó sin queja -rubricó un total de 50 «aces» frente a los 27 de Roddick- y, con él, firmó 7 en este set aunque dispusiera de cuatro ocasiones de break malgastadas.
Desafiando a todas las predicciones, fue el número 6 del mundo, con saques de hasta 230 kilómetros por hora, el que burló el servicio del suizo para desbaratar su servicio y llevarse la manga por 7-5. Público atónito y presión para el gran favorito.
En desventaja numérica, el segundo parcial se convertía en otro pulso peliagudo para un Federer que se negaba a perder los nervios. Mucho «rally» y jugadas desde la línea de fondo en un parcial que duró 44 minutos, 5 más que el anterior.
Al campeón de Roland Garros le ayudaron, y mucho, las negligencias de su oponente. Roddick llegó a tener una suculenta ventaja por 5-1, en la que desaprovechó un punto de set al enviar, para incredulidad, horror y asombro de las gradas, una volea fácil al otro lado de la pista. Un error garrafal y, quizá, determinante. El americano dejó escapar el set, en el que ninguno tuvo en su poder opciones de break. Se firmó, él solito, una muerte anunciada al dejar marchar un 6-2 a su favor en esta «muerte súbita».
Épica recuperación
Tras la recuperación épica del suizo, el tercer parcial volvió a ser un duelo encarnizado en el que ninguno regalaba nada. Se resolvió en un «tie-break» que ganó con relativa comodidad Federer por 7-6 (5). A Roddick le tocaba apretar. Y lo hizo en el cuarto. De dos ocasiones de rotura que tuvo, rompió a Federer (en el 3-1) para llegar a ponerse 4-1 y llevarse esta manga por 6-3.
El quinto parcial fue de locura, absolutamente vertiginoso. Hicieron falta 95 minutos para poner el punto definitivo a una final que cuenta ya con el mayor número de juegos (con 30) en su último set de las disputadas en este torneo. Federer sufrió lo indecible pero la historia le llamaba. Él, tras un sufrimiento indecible, logró llegar a tiempo a esta cita.

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