jueves, 19 de marzo de 2009

Fútbol en bancarrota

Los clubes de Primera División deben 2.086 millones de euros
JAUME BAUZÀ. MALLORCA/ La Opinión
Asfixiados. Ésta es la situación económica de la mayoría de los clubes de Primera, que a día de hoy suman una deuda de 2.086 millones de euros. La insolvencia es el denominador común en la mayoría de los clubes que compiten en la máxima categoría. Algunos de ellos rozan incluso la quiebra técnica. El principal acreedor es Hacienda. Los clubes de Primera y Segunda adeudan a la Agencia Tributaria 627 millones de euros. A esta cantidad de dinero hay que añadir lo que se adeuda a la Seguridad Social, aunque la cifra de desconoce ya que el Gobierno la considera de "carácter reservado". Un caso especialmente llamativo es el del Valencia, que debe al fisco en torno a los cien millones de euros, o el del Deportivo, que adeuda 52 millones de euros.
Esta situación adquiere tintes dramáticos en un contexto de crisis económica global que se ha ensañado especialmente con España. Las empresas relacionadas con el ladrillo, antes espléndidos patrocinadores, han dejado el fútbol porque ellas mismas sufren una angustia económica. En julio Martinsa Fadesa se declaró en suspensión de pagos, dejando huérfano de espónsor al Deportivo de la Coruña. La constructora Seop hizo lo propio con el Racing de Santander y Restaura también ha roto relaciones con Osasuna. En Mallorca, la quiebra del Grupo Drac -el holding inmobiliario de Vicenç Grande- amenazó muy seriamente la supervivencia de la entidad balear.
Por regla general los clubes de Primera gastan más de lo que ganan, lo que en el último año a obligado a seis de ellos a acogerse a la Ley Concursal.
Este procedimiento es la única vía que existe para evitar que las entidades quiebren y puedan hacer frente a su deuda pública -Hacienda y Seguridad Social- y otros acreedores privados. El Málaga entró en concurso y salió airoso. Redujo un pasivo de 27 millones a los 16 actuales, subió a Primera y ahora se encuentra luchando por la UEFA.
La coyuntura actual ha demostrado el fracaso de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas de principios de los noventa. El objetivo era eliminar la deuda de los clubes para que estos empezaran de cero y pudieran generar recursos propios. Lo cierto es que la mayoría desaprovecharon la ocasión, convirtiéndose en máquinas de generar deuda.
La temporada 2009-10 se presenta como la más austera de los últimos años. Pero la política de control de gastos lleva tiempo aplicándose, desde antes de que apareciera el fantasma de la crisis económica. Entre mediados de los noventa y los primeros años de esta década los clubes gastaron dinero a espuertas con las cantidades de los contratos de televisión. Ahí empezó un endeudamiento que no ha dejado de crecer hasta la actualidad.

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